Carolina Blamey, madre de 3 niños y emprendedora, es la persona detrás de Beenat, pyme que se dedica al diseño y producción de envoltorios naturales y reutilizables de alimentos, una alternativa sustentable a los plásticos de un solo uso. Partió el 2017 experimentando en la cocina de su casa y hoy sus productos están presente en el extranjero y muy pronto en una conocida cadena de retail.
Hobbie: Me encanta ver series de Netflix
Lugar preferido para trabajar: Me siento muy cómoda trabajando en mi casa
Emprendimiento que admires: NotCo
Carolina siempre ha estado movida por tener un estilo de vida más limpio y sustentable, en el camino, se dio cuenta que hay ciertos plásticos que puedes reciclar y otros no debido a que algunos de estos materiales no son tan rentables para los puntos limpios.
—En todo este proceso tú te cuestionas todos los materiales que terminan en el vertedero y te da rabia, realmente es un negocio. El alusa, ese plástico que tanto usamos, es súper útil.
Entonces me metí a un blog verde un día, yo creo que me lo mandaron de arriba y ahí vi un producto canadiense, que es este envoltorio de cera y yo lo encontré maravilloso, y como era un sitio chileno, pensé que podía estar aquí, lo busqué pero no lo encontré.
En el 2017, luego de intentar traer la marca a Chile, sin éxito, Carolina se aventuró y decidió intentarlo por su cuenta, dándole vida a Beenat.
—Ahí mirando los ingredientes de los envoltorios dije “ah lo voy a hacer yo” porque vi que los podía conseguir aquí. Partí todo por chiquitito, compraba un poco de cera y los distintos ingredientes. La fórmula es una mezcla con distintos porcentajes, ahí tienes que hacer ensayo y error.
Después de 8 meses, imagínate, estaba hasta los fines de semana haciendo mezclas y anotando. En ese momento estaba con la señora que me ayuda hace 8 años, ella me iba diciendo “no este no pega señora”, “a este se le salió la fórmula” y así. Yo vi que había logrado un envoltorio parecido al canadiense y fue allí donde como emprendedora traté de buscar un crédito, porque en ese tiempo no estaba trabajando y yo quería hacer algo bonito, necesitaba una marca, un packaging y un sitio web.
Así comenzó su travesía en el mundo del emprendimiento, mientras buscaba financiación también estaba motivada por el conocimiento y la indagación. Participó en varios programas de formación, comenzó a vender en el mercado Drugstore y de a poco fue juntando las piezas del rompecabezas hasta lograr lo que hoy conocemos como Beenat.
—¿Cuál fue tu motivación para comenzar este emprendimiento?
—Uno de los motivos por los que yo buscaba emprender era porque tengo un compromiso muy grande con mis hijos, el poder formar hombres de valor, que sean un aporte al mundo, trabajadores y honestos, eso depende de mi. Yo me dedico mucho a formarlos, entonces he sido mamá muy presente, converso mucho con ellos. De hecho con el mismo emprendimiento los he llevado a trabajar, desde la producción hasta ir a la feria a vender y así les enseño lo que es trabajar, soñar y lograr lo que tu quieras.
A mi me iba súper mal en el colegio, entonces cuando salí, sentía que no iba a lograr cosas en la vida. En el camino me fui descubriendo, conociendo y me probé que sí podía lograr muchas cosas, a mis hijos les enseño eso, que ellos pueden hacer todo lo que quieran.
Blamey enfatiza la importancia de estar presente para sus hijos, tanto que se convirtió en parte de la filosofía de Beenat, dándole la oportunidad a las personas que trabajan con ella que también puedan estar cerca de sus familias.
Por otro lado, su conciencia ambiental la motivó a crear un producto que reemplaza uno de los plásticos más usados en la cocina de los chilenos y chilenas, permitiendo que las familias no solo puedan aportar al cuidado del planeta, sino también aliviar el bolsillo al evitar botar alimentos.
—El tener un emprendimiento con sentido te llena mucho más el corazón, no solamente generas lucas, puedes pagarte un sueldo y darte tus gustos, sino que estás haciendo un aporte. Eso ha sido realmente importante, es como la luz que mueve todo y cada día voy descubriendo cosas, sueño con ser una empresa B, que la gente que trabaja aquí tenga beneficios y esté contenta.
—Cuéntame ¿Cómo divides tu tiempo entre el emprendimiento y tu vida personal?
—Lo bueno es que parte de mi trabajo al ser más de dirección, reuniones, planificación, las organizo para tenerlas en horarios que no me coincidan con, por ejemplo, ir a buscar a los niños al colegio, las horas del médico o el dentista. Todo eso lo planifico para que las reuniones de Beenat no me topen con el tema de mamá y dueña de casa.
—Como Carolina ¿cúal ha sido el mayor desafío en todo este camino?
—Yo encuentro de corazón, y lo he hablado con muchas amigas que son emprendedoras, es que a las mujeres nos tocan muchos roles. A los hombres uno, trabajar, pero la mujer es mamá, trabaja, es dueña de casa, cumplimos mucho y no te puedes equivocar.
Yo estoy muy pendiente de las tareas de mis hijos, de sus estudios, incluso de conversar con ellos, entonces poder abarcar todo eso, ha sido difícil. Por lo menos en mi caso ven que no soy una superwoman, somos un equipo y he encontrado mucho apoyo, pero así y todo, nosotras venimos con esa carga, eso ha sido lo más difícil, corro mucho, yendo a buscar, a dejar, porque falta un lápiz, la cartulina, el libro. Es lo más complicado.
—¿Alguna vez te imaginaste que ibas a llegar donde estás?
—No, la verdad es que no. Cuando tenía el envoltorio sin ningún estampado mi marido me tiraba la talla, me decía “qué haces si un día te entrevista la Sole Onetto” y yo le dije “qué me va a entrevistar a mi la Sole Onetto, estai’ loco” y ya lo ha hecho dos veces. Eso ha sido increíble, cuando tienes un producto innovador la gente quiere saber qué es.
Cuatro años más tarde —incluyendo un estallido social y una pandemia— Beenat se ha desarrollado mucho, pasó de tener un proceso artesanal a uno industrial lo que permitió explorar nuevos mercados. Hoy los envoltorios de Carolina se pueden encontrar en Amazon Estados Unidos y prontamente en una gran cadena de retail.
—Ha sido un camino muy pesado pero bonito, he crecido mucho.
—¿Qué le dirías a alguien que está pensando en emprender?
Lo que siempre digo es que emprender es 24/7, muchas veces no tenemos fines de semana, pero no bajar los brazos, no rendirse y buscar redes de apoyo. En el emprendimiento es súper importante no estar solo y no sentir que se las saben todas, todo lo contrario, siempre se aprende algo nuevo todos los días. Y perseverar, si no es por aquí es por allá, nunca parar.